Diccionario histórico de pesos y medidas tradicionales (DHPMTRADICIONALES).

 

 

Normas de uso

 

 

Diccionario histórico de los pesos y las medidas tradicionales utilizados en España (autorizado con textos en español, gallego y catalán) y que incluye, además, palabras “afines” a dicha temática en castellano, DHPMTRADICIONALES

 

 

(Edición actualizada el 25 de agosto de 2025)

 

José Castaño Álvarez

 

 


 

 

Advertencia importante. Este diccionario se ha trasladando desde el formato Word a esta “base de datos” que ha creado Alicia Martín Ramos. Como quiera que ya se volcado toda la letra “Z”, no lo damos por terminado dado que se está revisando desde el principio, desde la primera entrada: “aba”. La complejidad y extensión del mismo nos obligan a ello. Se hace necesaria esta revisión con el fin de eliminar errores y erratas… También puede haber parágrafos que exijan una redacción más comprensible y añadir puntualizaciones siempre necesarias. Así pues, esta revisión se hace obligatoria ante un documento tan extenso que vendría a ocupar 2000 páginas en formato “dina 4” y en cuerpo de letra 12 – times new roman - Aún cuando se haya terminado de revisar, la edición no puede darse por terminada…pues la informática permite la constante rectificación. Esta es la gran ventaja frente a la edición en papel. Este trabajo acabará con la llegada de la inevitable “parca”. A falta de las formalidades necesarias, bueno sería pasar la “herencia” y “legado” de este trabajo a una institución tan solvente como la RAE... para que diera su versión definitiva a este “amplio esbozo metrológico”. Por todo lo expuesto y, en el caso de citar esta obra, se hace obligado hacer constar el día, mes y año.

 

1. Se trata de un diccionario peculiar. Se afirma que no hay dos diccionarios iguales y este no es igual a otro. Hay que decir, sin embargo, que el DHLE-1960, el Diccionario Histórico de la Lengua Española, que se comienza a editar desde 1960 por fascículos, bajo la autoridad de R. Lapesa Melgar, se ha tomado en consideración en líneas generales.

 

Lo peculiar o singular, no obstante, de este diccionario, bajo el punto de vista formal, radica en la utilización de las denominadas “entradas sintagmáticas” o “entradas indirectas” que por medio del grafo >  remiten a la “entrada de diccionario”  o “lema”.  También llevan este grafo las “variantes” (gráfico-fonéticas) que remiten al lema de la entrada. Así pues, el estudio en profundidad de la voz almud,  proporciona el siguiente “lemario”,  en el que aparecen  las “variantes” y la “sintagmática” a que ha dado almud, en parte, como unidad de medida: 

 

alamut > almud 3-1280.

……….

almó > almud 2-1945.

………..

almú > almud 1931.

 

almud

almud (de la) ciudad de Barbastro > almud 2-1496.

almud (de la) ciudad de Zaragoza  > almud 2-1496.

almud de Burgos > almud 2-1274.

almud de Frías > almud 2-1274.

almud de hierro > almud 2-1351.

almud de palo 2- almud 2-1528.

almud de sembradura 3-1250.

almud de simiente > almud 3-1220.

almud de tierra > almud 3-1508.

almud derecho del concejo > almud 2-1351.

almud dreitero > almud 1189.

almud dreito > almud 2-1396.

almud labrantío > almud 3-1822.

almud medida de Tejada > almud 2-1279.

almud meitadero > almud 2-1446.

almud mesura vieja de Tudela > almud 2-1310.

almud raso > almud 1341.

almud rendero > almud 2-1240.

almud sellado > almud 2-1528.

almud señalado > almud 2-1396.

almud trigal > almud 3-1749.

……..

almude > almud 1123.

………

almute > almud 1028.

 

Es obvio que alamunt es “variante” que se localiza en la entrada almud, acepción tercera y fechada en 1280. También tiene tal consideración almó, almú, almude, almute.

 

Pero almud de la ciudad de Barbastro, remite a almud 2-1496, acepción segunda fechada en 1496. Se trata en este caso del patrón de la unidad medida almud usado en Barbastro en 1496, asunto que tiene su importancia metrológica. En el sintagma, almud de palo,  que remite a almud 2-1528 (acepción segunda de fecha 1528), se nos informa que el patrón de medida estaba fabricado en madera, frente al de metal (almud de hierro). Estas informaciones tan interesantes bajo el punto de vista metrológico, nos ha llevado estructurar este diccionario en entradas que son “variantes” (gráfico-fonéticas), “entradas directas” (las clásicas) y “entradas indirectas o sintagmáticas”. Para su mejor localización dicho “lemario” aparece ordenado alfabéticamente y por ello el lema almud figura cuarto lugar, no en el primero.

 

Y por todo ello, nos encontraremos con:

 

ciudad de Barbastro almud (de la)  > almud 2-1496.

……..

barbastro almud (de la) ciudad de  > almud 2-1496.

 

En el caso de una locución o lexía compleja, el proceder es el mismo como sucede con: “onza de seda”; seda onza de  > onza de seda.  No todo el mundo supone que la palabra seda se combina con onza por medio de la preposición de para componer una unidad de medida: onza de seda, a la que hay que sumar: libra de seda y dedal de seda. En consecuencia, “seda” queda alfabetizada en el índice de términos del diccionario de esta forma: seda dedal de / seda libra de / seda onza de y por otra parte: dedal de seda / libra de seda / onza de seda.

 

A su vez “onza”, como unidad de medida de peso, ponderal y longitud, tiene su propia entrada. Si en los diccionarios al uso, hay que acudir al lema “onza” para saber de su fraseología y locuciones, en este diccionario, el orden alfabético (lemario) facilita toda la sintagmática de “onza” o con qué términos se ha podido combinar onza para llegar a ser una unidad de medida..

 

Un gramático o un lexicógrafo podrá decir que el concepto asentado y aceptado de entrada de diccionario se ha “desnortado”. En nuestro caso, el uso de las “entradas sintagmáticas” o “entradas indirectas”, tiene por finalidad llamar la atención del segundo segmento. La palabra “tierra”, por ejemplo, modifica o complementa a un número elevado de palabras con los que compone unidades de medida y, tal circunstancia sintagmática, que aparece reflejada en el índice del diccionario como “atributo visual-alfabetizado”, ha de incitar a la sana curiosidad del lingüista para conocerlas conceptualmente: tierra, caballería de; tierra, carga de; tierra, carro de; tierra celemín de; tierra, fanega de; tierra, huebra de; tierra, jornal de, etc. que ha de secuenciarse como caballería de tierra... Véase el apartado 9, Lema: “Entrada Sintagmática” para una información más completa y particularizada.

 

2. Obra individual sin patrocinio alguno. Como quiera que este diccionario “se da a la estampa” sin el patrocinio de ninguna institución, ya sea privada o pública, hay que aceptar las oportunas limitaciones que de tal circunstancia se pueden derivar. El trabajo que se presenta es el resultado de dedicar 18 intensos años a la medida tradicional (en adelante MEDTRA). No ha habido un grupo de colaboradores investigadores en la redacción de este diccionario… Pero, nuestras instituciones, sea la municipal, la autonómica, la estatal, ¿son conscientes de la riqueza cultural depositada y derivada de la medida tradicional de un país, de España? Añadamos que este diccionario está registrado a nombre de José Castaño Alvarez como propiedad intelectual en la Comunidad de Madrid.

 

3. Las ventajas de consultar un diccionario volcado en una base de datos. Un diccionario en papel, se diría que es otra cosa tan pronto como el mismo diccionario se lee en la pantalla de un ordenador. Quizá tenga mucha razón Marshall McLuhan cuando sostiene que “el medio es el mensaje” (the medium is the message).

 

Hay que advertir que el presentar un diccionario a partir de una “base de datos” ha ganado en una serie de aspectos y entre ellos cabe destacar el tener a mano el índice de todos los términos ordenados por letras y en columna alfabetizada. Desde la pestaña “BÚSQUEDAS” se podrá bucear en el diccionario para obtener sustanciosas informaciones. Y así podremos saber todas las unidades de medida, o todas las sintagmáticas, o todas las palabras afines recogidas en el diccionario. Igualmente podremos consultar las entradas que están en Gallego, Catalán o Castellano. O también podremos consultar las veces que aparece una palabra, una localidad o una frase dentro de las descripciones de las entradas, sus acepciones y sus citas. Por ejemplo, la medida fanega.

Se podrá consultar también los lugares y año en que aparece libra o el Pote de Avila... Si se hacen búsquedas por años, podremos ver los Corpus de las entradas, por ejemplo el Corpus en el año 1261 que recoge las entradas: arrelde, arroba, cahíz (2 veces), canadilla, cántara, celemín (3), cuarta, cuchar, fanega, marco, meajada, moyo, ochavo, peso, quintal.

Esta base de datos es obra del talento y de la autoridad en materia de informática de Alicia Ramos Martín, profesora que fue en el I.E.S. “Ribera del Tajo”, Talavera de la Reina (Toledo).

 

4. Se trata de un diccionario histórico. Creemos que este puede ser el primer diccionario que aborda la MEDTRA. El lector está consultando un voluminoso diccionario histórico (a veces se diría que también es enciclopédico) cuyas citas o autoridades, el CORPUS, va avalado por textos escritos en gallego, catalán y español-castellano (incluimos bajo este “paraguas” las lenguas-dialectos romances como el astur-leonés, navarro-aragonés y la dialectología moderna que abarca desde el riojano, extremeño, salmantino, murciano, andaluz, manchego hasta el canario, incluido el español de América). Anticipamos que las entradas en gallego van en color verde, en rojo las catalanas y en azul el resto. Hay palabras árabes y en euskera, no pasan de 40, que aparecen también en azul. El dialecto navarro-aragonés medieval se acerca, en ocasiones, a realizaciones fonéticas propias del catalán, con lo que surge la duda de en qué lengua han de incluirse. Hemos optado por incluirlas como entradas castellanas. Las llamadas “entradas afines a la medida” van en color malva - véase el apartado 13-.

 

No era nuestro propósito inicial abarcar la metrología gallega y catalana, y debido a ello las citas o referencias son mucho menos numerosas que las redactadas en español. Sin embargo, pueden servir como preludio para quien se disponga a profundizar en el tema.  Este diccionario no se olvida de la etimología y de situar el uso de cada medida en la zona que le corresponde: España, la América de habla española y Filipinas. Como todo diccionario, siempre estará incompleto y al que cabe añadir siempre nuevas entradas o artículos de diccionario, corregir uno dato y también incorporar nuevas acepciones.

 

5. El CORPUS: las fuentes documentales de este diccionario. Las fuentes documentales de este diccionario (DHPMTRADICIONALES) son muy numerosas y variadísimas - véase la BIBLIOGRAFÍA –. Las citas medievales son, por lo general, las más frecuentes. La voluminosa colección agrupada bajo el nombre de “Eusko Ikaskuntza” (son en su inmensa mayoría textos castellanos) dedicada a la documentación medieval y renacentista del País Vasco y Navarra nos permite documentar su metrología una y otra vez en este trabajo. En el Corpus se refleja la lengua catalana medieval a partir de la loable colección, los numerosos libros que componen la “Fundació Noguera Diplomataris”. El siglo XVIII aparece suficientemente documentado a partir de los datos obtenidos de la novena pregunta del Catastro de Ensenada, en la que era obligado responder al modo de medir la tierra agrícola. A esto se suma, una infinidad de textos de expropiaciones de propiedades rústicas y subastadas públicamente en el año 1822, que nos informa de las unidades de medida superficiales que estaban vigentes a principios del siglo XIX.

 

6.¿El CORPUS del un diccionario debe autorizarse con fuentes híbridas - latino-romances -? Hay corpus como el CICA –Corpus Informatizat del català Antic- , que solo incluye textos en la lengua vernácula. No es el caso del magistral y modélico “Colectánea paleográfica de la Corona de Aragón“ que no es otra cosa que la suma de  atributos culturales de las hermanas Mateu Ibars. Es sabido el “apego” que la Corona de Aragón tuvo a la lengua latina. El latín es una constante en la documentación oficial a lo largo de los siglos XIII-XIV...

 

Nos hemos planteado, si se rechazaba o no  el  “hibridismo latino–romance”, sintagma que en su día acuñó el profesor Lapesa Melgar, en el Corpus de este diccionario. Esta mezcolanza lingüística consiste «en la alternancia de elementos puramente latinos con otros enteramente romances y en un afán por barnizar con morfología latina palabras que por su evolución fonética se han independizado ya del latín o tienen procedencia no latina» y, por ello, «pocas frases constan, en su totalidad, de elementos puramente latinos; pero también son pocas las secuencias de alguna extensión enteramente libres de reminiscencias latinizantes».

 

Para autorizar el significado de una entrada de diccionario, “en los dudosos términos de la formación de una lengua romance”,  tomamos en consideración si el lema de la entrada no se reconoce ya como latino (o árabe) por haberse “desprendido” de la declinación, como es el caso de “moios” en el texto latinizado; “abeo a uos a dare moios XX” (año 1022). Este “moio” es forma “romanceada” al estar en fase evolutiva, como es el caso de  “moio”, “moyo”, “mojo”, “mueyo”. El proceso puede durar años; habrá retrocesos, vacilaciones, formas dobles. La casuística es muy amplia. Poco importa o restaremos importancia a que “moio, moyo, mojo o mueyo” aparezcan en un texto latinizado.

 

Lo más importante es saber qué medidas se usaban en tal año, al margen de si el texto viene escrito en latín más o menos culto o si la medida está latinizada. El pueblo empleaba la medida sin saber latín y es esta circunstancia la que debe tenerse en cuenta. Los textos escritos latinizados entorpecen la historia de las lenguas romances. El “Léxico hispánico primitivo” redactado por Rafael Lapesa Melgar y editado por la RAE aparece envuelto en “pañales latinos”, pero esto enturbia la metrología tradicional, ni el estudio de la lengua. Consideramos la “latinización” como mera hojarasca llegado el caso.

 

Sin embargo y, generalmente, no forma parte del Corpus aquella frase latina-romance, híbrida, en la que el lema de la entrada aparece declinado: “modius, modie, modii, modium, modiorum, modiis”. Por ello, este texto de 1146 del Cartulario de Eslonza: “in casa Casa Solana trium stoporum semnadura”, se excluye del CORPUS por estar declinado stoporum. Sin embargo, nos es muy útil para saber que en 1146 se conoce el “estopo como superficie agraria” y muy bien puede aparecer en “una introducción” o “nota”. El mismo criterio se sigue con las medidas árabes que puedan aparecer latinizadas.

 

El romance asentado aparece con fuerza en la escritura a finales del siglo XII y especialmente a principios del XIII. Por ello, a partir de 1250 no se suelen insertar textos latinizados en el Corpus para autorizar una entrada. En el Renacimiento literario español, siglos XV y XVI, nos podemos encontrar con “modio” como cultismo.

 

Es muy importante plantearse también, si una entrada de diccionario que sea unidad de medida castellana, catalana o gallega puede autorizarse en el Corpus por otra lengua. Veamos un ejemplo: la palabra “tega” es una unidad de medida gallega únicamente, pero también la encontramos en textos escritos en castellano como respuesta a las preguntas que formula el Catastro de Ensenada (1749-54),  a los pueblos gallegos. Es una voz gallega que autoriza un texto redactado en español y no en gallego. También sucede que numerosos diccionarios gallegos definen las entradas en castellano. Lo mismo ocurre con medidas catalanas y valencianas  que se autorizan en español bajo la pluma del erudito J. A. Cavanilles. Por otra parte, existe un magnífico trabajo de S. Llensa de Gelcen, escrito en español, “Breve historia de las medidas superficiales agrarias de la antigüedad y estudio particular de aquellas cuyo uso es tradicional en Cataluña”, que es obligado citarlo y no tiene sentido presentarlo traducido al catalán. También hay documentos navarro-aragoneses – participan del catalán en alguna medida – que se incluyen dentro de la esfera castellana. 

 

7. Lema: “Entrada: Unidad de medida”. Como todo diccionario se abre con el lema o la palabra que encabeza un artículo de un diccionario o de una enciclopedia. Si se trata de una medida gallega se resalta en color verde, en rojo si es catalana y en azul cuando es castellana o española. En dicho color, azul, se incluyen también unas cuantas medidas árabes andalusíes que no pasaron al romance; así como vasquismos, aragonesismos y otras variedades diatópicas. En el caso de que dos lemas sean idénticos, como puede ocurrir con la palabra “ferrada” en castellano, gallego y catalán, se diferencian por partida doble: el color y además el índice 2 (ferrada-2) y en el caso del catalán por el índice 3 (ferrada-3). Hay que apuntar que todos los lemas que son unidades de medida son sustantivos – excepcionalmente puede aparecer un adjetivo como jemal, modial, moyal, codal-. Por ello, tras el lema no se hace referencia a la categoría gramatical. El lema aparece siempre en letra negrita. La tipografía del lemario es, pues, en todos los casos la misma; no varía si es “variante grafico-fonética”, o “entrada indirecta” o “sintagmática”.

 

Debajo del lema aparece: “Entrada: Unidad de medida”. Las palabras que son unidades de medida van clasificadas por alguno de estos atributos, aspectos o magnitudes: agrupación-conjunto, arqueo-aforo, calibre-anillo, cantidad-porción, capacidad de áridos, capacidad de líquidos, caudal del agua fluyente, envase-recipiente, longitud, masa-peso, monedaje-dinero, patrón-prototipo, pesa o ponderal, punto, superficie, valoración-precio, volumen-carga.

 

8. Lema: “Entrada: Palabra afín”. Tienen tal consideración los lemas que no son “unidades de medida”, pero están relacionados con ella bajo circunstancias varias. Se consideran entradas “afines” las voces almotacén, fiel medidor, varear (o medir por varas), colmado, raso, afielar, contrastar, sellar una medida, etc. Aparecen en color malva y solo se consignan las pertenecientes a la lengua española. Como puede comprobarse, ahora hay verbos y adjetivos que figuran como lemas. Las entradas “afines” se despachan con la definición y con dos o tres autoridades por lo general y, junto a esto, no se consignan las posibles variantes (verba).

 

9. Lema: “Entrada Sintagmática”. En el apartado primero decíamos: Lo peculiar o singular, no obstante, de este diccionario, bajo el punto de vista formal, radica en la utilización de las “entrada sintagmáticas” o “entradas indirectas”. Son lemas que se caracterizan por llevar siempre el grafo  > que remite únicamente a las entradas que son “unidades de medida”. Tienen la condición de “entradas sintagmáticas”:

 

     a).  Las variantes gráficas o fonéticas de los lemas que son entradas de una “unidad de medida”. En el caso de almud se han reseñado estas: almó 2-1945; almú 1931; almude 1123, almut 1179;  almute 1028;  almuth 3-1280; almuz 1320. El número de cuatro cifras es el año en que aparece por primera vez en nuestro Corpus. En 2-1945, el 2 indica segunda acepción de almud. En 3-1280, el 3 es la tercera.

 

En el diccionario aparecen de esta forma: remiten a una palabra, puede aparecer el año de referencia, y acaban siempre con un punto ( . ):

 

almó > almud 2-1945.

almú > almud1931.

almude > almud 1123.

almut > almud 1179.

almute > almud 1028.

almuth > almud 3-1280.

almuz > almud 1320.

 

Pero si estas variantes forman parte de una locución (o lexía compleja) referida a almud como es el caso de  “almut raso”, “almut dreitero” aparecerá en la sintagmática con el lema de la entrada (entrada de diccionario directa): almud. Y por eso almut raso aparecerá como almud raso > almud 1341. y almut dreitero, como almud dreitero > almud 1189. (en letra negrita y terminado en punto). El calificativo “dreitero” se mantiene y no se sustituye por “derecho”. La variante almut queda registrada en el diccionario junto a la oficial o patrimonial, almud. No se pierde la riqueza verbal del idioma.

 

     b).  Las locuciones (o lexías complejas) de tres componentes léxicos que son entradas de una “unidad de medida” como es el caso de “onza de seda”. En el diccionario aparecen de esta forma, sin año de referencia y sí punto ( . ):

 

     seda onza de  > onza de seda.

 

Es decir, se trocea el sintagma para presentarlo de manera inversa y el grafo > remite a la entrada “directa”. Y al marcar con el ratón del ordenador, bien en “seda onza de” o en “onza de seda”, aparecerá en la pantalla:

 

     seda onza de  > onza de seda. (Sintagmática)

     onza de seda

 

El lema “onza de seda” da paso a la amplia información de la entrada. Así pues, cada vez que se marca una entrada sintagmática en el índice del diccionario, te lleva al lema de la entrada directa en donde aparece dicha entrada sintagmática.

 

En otros casos, como “fanega de Toledo”, “fanega toledana”, “fanega de Ávila” no constituyen formantes lexicalizados (no son ni locuciones, ni lexías compuestas). Por la información metrológica que aportan consideramos que se haga necesario resaltar los dos componentes para aviso del lector. Se presenta de esta forma:

 

ávila fanega de > fanega de Avila.

toledo fanega de > fanega de Toledo.

toledana fanega  >  fanega toledana.

 

En el caso de almud, tras su detallado estudio, aparecerán, a continuación, ordenadas alfabéticamente las entradas sintagmáticas a él referidas:

 

almud

almud de fierro  > almud 2-1351.

almud de palo > almud 2-1528.

almud de sembradura  > almud  3-1250.

………

 

Al marcar: almud de fierro  > almud 2-1351., en la pantalla aparecerá:

 

     almud de fierro  > almud 2-1351. (Sintagmática)

     almud

 

Nos ha remitido a almud y en su acepción 2 (segunda), año 1351, se encontrará un texto en el que aparece el sintagma “almud de fierro”.

 

Como quiera que las “variantes” se registran por su orden alfabético, al formar una entrada sintagmática se consigna, solamente, con el lema de la “entrada directa” y de esta forma no habrá saltos en el orden alfabético.  Por otra, al acceder a la cita, se comprueba si es o no variante. Y por ello, también aparecerán estas entradas sintagmáticas en las letras c (concejo), d (derecho), f (fierro)…

 

concejo almud del > almud 2-1351.

derecho almud > almud 2-1351.

ferido almud > almud  2-1527.

fierro  almud de > almud 2-1351.

labrantío almud > almud 3-1822.

meitadero almud > almud 1446.

palo almud de > almud 2-1528.  

raso almud > almud  2-1341.

sellado almud > almud 2- 1527.

sembradura almud > almud 3-1280.

sembradura almud de  > almud  3-1250.

señalado almud > almud  2-1396-1496.

tierra  almud de > almud 3-1508-1749-1780.

tudela almud de > almud 1310.

 

También se presentan como “sintagmáticas” hombre de cava y cava de hombre; cavadura de hombre y hombre de cavadura. Tanto hombre como cava, aisladas (no en construcción sintáctica) son “unidades de medida”.

 

     c). Las entradas que son o no locuciones formadas hasta seis componentes léxicos.

 

     1.  hemina fiel del concejo de Bilbao

 

     se presenta de esta forma:

 

     hemina fiel del concejo de Bilbao > hemina 2-1515.

fiel del concejo de Bilbao hemina > hemina  2-1515.

concejo de Bilbao hemina fiel del > hemina 2-1515.

bilbao hemina fiel del concejo de > hemina 2-1515.

 

2. - No se incluyen entradas sintagmáticas con más de seis elementos: “caballería de tierra de criado del rey” que se resolvería como:

.

     caballería de tierra de criado > caballería 1496.

     tierra de criado caballería de > caballería 1496.

     criado caballería de tierra de > caballería 1496.

 

3. La casuística sintáctica es imprevisible siempre como sucede con esta secuencia de 1308: tres almudes d´ordyo, todo de la mesura de Panplona. En este caso, se reduce a: almud mesura de Pamplona; mesura de Pamplona almud; pamplona almud mesura de. También se podría haber optado por: almud...de la mesura de Pamplona; mesura de Pamplona almud de la; pamplona almud de la mesura de. Lo que se quiere indicar es que el almud ha de responder a la medida oficial de Pamplona. Veamos otro caso: “El almuz de la ciuera sedet dreitero” (año 1189) que aparecerá en la sintagmática: almuz dreito > almud 1189.; dreito, almuz  > almud 1189.  Lo esencial es utilizar el almud legal u oficial.           

 

Las conclusiones que se derivan de tal sintagmática es que se puede saber, por ejemplo qué unidades de medida llevan el calificativo de fiel, fieldad.  Lo mismo que derecho, aforada, toledano, toledana, de Toledo, de Bilbao. etc. Esta combinatoria aporta con gran comodidad una riqueza léxica y semántica sin precedentes. Ningún diccionario que sepamos se estructura de esta forma. La informática lo hace posible. El adjetivo derecho indica que el patrón está afielado por el almotacén. El almud de palo se refiere a que el patrón se fabricaba con madera. Estas informaciones son importantísimas para la metrología. Un gramático podrá decir que se ha podido violentar la sintaxis.

 

10. Metra. Quiere decir metrología, metrológica o asuntos relativos a los pesos y medidas tradicionales. Cada una de las entradas clasificadas como “unidad de medida” – que no “entrada afín” -  se adscriben a uno de estos atributos, aspectos o  magnitudes que definen la medida: agrupación-conjunto, arqueo-aforo, calibre-anillo, cantidad-porción, capacidad de áridos, capacidad de líquidos, caudal del agua fluyente, envase-recipiente, longitud, masa-peso, monedaje-dinero, patrón-prototipo, pesa o ponderal, punto, superficie, valoración-precio, volumen-carga. La unidad de medida tiempo, no se recoge en el Diccionario. El tiempo lo estudiamos en nuestra tesis doctoral, que se puede consultar en esta base de datos: “Expresiones referentes al amanecer y al anochecer en la lengua española”.

 

Veamos unos ejemplos:

 

     almud / Unidad de medida / Metra: 1. capacidad de áridos 1028; 2. patrón de áridos 1047; 3. superficie agraria 1138; 4. capacidad de líquidos 1047.

 

     fanega / Unidad de medida / Metra: 1. capacidad de áridos 1148; 2. patrón-envase 1405; 3. superficie agraria 1189. 

 

Dicha relación o nómina de atributos no se ajusta, en su totalidad, a parámetros científicos. Los hay objetivos o físicos como la longitud, superficie, masa, tiempo, volumen, caudal del agua fluyente, capacidad de sólidos y líquidos. Otros son más bien funcionales por lo que se solapan con otras magnitudes. Los envases-recipientes participan de la capacidad y de la masa-peso. Ante su complejidad remitimos al lector al apartado de esta base de datos, MAGNITUDES, en donde se estudian todos estos “aspectos” o “atributos” que creó el hombre a lo largo del tiempo.

 

11. Verba. En este apartado se recogen las variantes fonéticas y gráficas del lema de la entrada, siempre y cuando sea una “unidad de medida” (no sucede así con las entradas afines a la medida). Las variantes en VERBA se consignan tanto en “singular como en plural” y con su primera aparición siempre. Hay que decir que las unidades de medida se mencionan las más de las veces como varias (5 fanegas, 12 celemines, 25 cahíces) frente al singular (1 moyo, 1 arroba, 1 vara de paño). Sin embargo, solamente se registra el singular en la entrada indirecta o sintagmática que se consigna en el lemario o índice de todos los términos del diccionario.

 

La palabra fanega puede aparecer como variante fonética así: faneugas  1443, o bien como variante gráfica: ffanegas 1151. Lo general es indicar solamente la primera aparición, tenga una o varias acepciones. En estos casos, dichas variantes también pasan al diccionario en singular como “entradas sintagmáticas” y que remiten a la entrada, “unidad de medida” a la que pertenecen:

 

     faneuga  > fanega 1443.

     ffanega  > fanega 1300.

 

Al seleccionar (pinchar con el ratón en faneuga o ffanega en la pantalla del ordenador) se despliega o aparece la entrada  fanega en toda su totalidad.

 

Por otra parte, no se consignan en el índice las variantes de aquella palabra que no es unidad de medida. Así en el caso de “libra de aceite”, aceite aparece bajo estas variantes en verba solamente: libra de aceyte 1505, libra de aseyte 1366, libra de azeite 1477, libra de azeyte 1498, 2-1509, libras de açeite 1407, libras de açeite 1512, libras de aceyte 1374, libras de aseyte 1501, libras de azeite 1489, libras de azeyte 1393, llibras de aseyte 1344. Pero no se consignan en la sintagmática por no ser relevantes. Sí lo es el lema “libra”. 

 

Tenemos que apuntar que tras cada entrada de diccionario, al final del mismo, aparecen ordenadas alfabéticamente todas las entradas indirectas o sintagmáticas del lema. Para saber de ellas hay que seleccionarlas de la manera usual. Esta información creemos que es de gran importancia por los datos que arroja y que no hay que ignorar para escribir la historia de la lengua.

 

12. Semata. Denominamos “semata” a la definición de la palabra. Lo esperado es que se definan las unidades de medida por su equivalencia con el SMD. Dichas tablas se editaron como es sabido en el año 1852. Como es sabido las unidades de medida tradicionales apenas si se utilizan en el año que corre, 2025, y su definición en los diccionarios debería de llevar el marbete de “arcaísmo”, “voz desusada”, “se utiliza en aún en Cantabria”. Lo más idóneo sería definir una unidad de medida con anterioridad y con posterioridad al SMD.

 

Veamos cómo define la fanega en su acepción de capacidad de áridos el Diccionario de Autoridades, 1732, con lo que no puede tener en cuenta la equivalencia que la otorga el SMD: “Medida de granos y otras semillas que contiene doce celemines y es la quarta parte de de lo que en Castilla llaman una carga de trigo, porque cabiendo en ella cerca de quatro arrobas de trigo, puede llevar un macho quatro fanegas. Dícese también hanega.” Se define a partir de su “comparación” con otras unidades que forman un sistema (o subsistema) metrológico; esto es, teniendo en cuenta los múltiplos y submúltiplos. Dicho de otra forma: las veces que una unidad está contenida en otra: La libra se define por tener un número variable de onzas (12, 16, 36, 48); la arroba por tener 25 libras; el quintal por tener 4 arrobas y la tonelada por tener 20 quintales, 80 arrobas, 2.000 libras, 8.000 cuarterones, 32.000 onzas, 512.000 adarmes, 1.024.000 pesantes, 18.432.000 granos y 920.186,0000 gramos..

 

Veamos cómo define la fanega en su acepción de capacidad de áridos el DRAE, edición 2001, lo que le permite hacer uso o no de la equivalencia que le otorga el SMD: “Medida de capacidad para áridos que, según el marco de Castilla, tiene 12 celemines y equivale a 55,5 litros, pero es muy variable según las diversas regiones de España”. Ahora la información preferente es su equivalencia al SMD, como no podía ser de otra manera. Para hablar de la medida tradicional se hace imprescindible y necesario establecer las equivalencias a nuestra realidad metrológica. El decir que “tiene 12 celemines” es un recordatorio de una época no muy lejana, como también es un hecho cultural el apuntar que es “muy variable” su capacidad.

 

Por otra parte, téngase presente que la definición se inicia generalmente con el nombre de una de las magnitudes o atributos presentados en el apartado anterior Metra. Algunos lemas (“unidades de medida”) pueden tener varias acepciones, como cabría esperar y es el caso de la aranzada, arienzo, cuartilla, fanega, etc.  Definida la palabra de la entrada, a continuación se reflejan, si existen, otras definiciones y referencias metrológicas que aparecen en las citas del CORPUS. La palabra barchilla aparece definida de esta forma en el diccionario:

 

1. Medida de capacidad para áridos, de las provincias de Valencia, de valor variable, entre 16 y 20 litros. [1975 MOLINER]

 

     {Otros valores y asuntos metrológicos de barchilla que se recogen en nuestro corpus:

 

a). 1243-68, Murcia, “medida de capacidad que equivale a la doceava parte del cahíz de sal”.

b). 1271, Murcia, “çinco kaffizes de çeuada chicos de la medida de la barchiella”.

c). 1589, Pérez de M. , “la hanega, dos varcellas. La varcella, quatro almudes”.

d).1593, Zaragoza, “la vercella es dos quartales, hazen seys almudes; tres almudes hazen la media varcella”.

e). 1736, “El cahíz 12 barchillas. La barchilla 4 almudes o celemí. Su sólido 2676 dedos”.

f). 1736, “de a 8 capazos de a barchilla”.

g). 1780,  DRAE, “medida de granos, que vale la tercera parte de una fanega”. 

h). 1795, Valencia,” la barchilla es de la medida de Valencia, y se da colmada.” 

i). 1859, Aragón, “la dozaba parte de un cahíz de granos”.

j). 1924, Mora de Rubielos (Teruel), “media fanega”.

k). 1925, DRAE, “usada en las provincias de Alicante, Castellón y Valencia. En la primera equivale a 2.077 centilitros; en la segunda, a 166 decilitros, y en la tercera, a 1.675 centilitros”.}

 

El asunto metrológico se presenta aislado de la cita, sin variación alguna y entre comillas. Como se comprobará, son variadas las informaciones y hay que resaltar lo usual que era el definir una medida a partir de otra: doceava parte del cahíz, la hanega dos varcellas, la barchilla 4 almudes, la varcella es dos quartalesLas referencias metrológicas de la letra a). a  k). aportan una información nada despreciable.

 

13. Corpus. Es el conjunto de citas de cada palabra y acepción. Analicemos este ejemplo:

 

     [1514 Docu-medie-archi-muni Oiartzun (GUIPUZCOA), 33, 247]: Otrosý, que debemos mandar dar e mandamos que todos los seles del dicho conçejo de Oyarçun, los mayores se midan e señalen desde en medio del tal sel, poniendo allí vn hito e que aya en el tal sel mayor de la vna orilla a la otra çiento e sesenta e ocho braças e del hito al cabo, la mitad.

 

La fecha aparece en negrita, el título de la obra se indica con las dos sílabas de cada palabra que compone el título, si bien la ciudad o pueblo se presenta íntegro con indicación de la provincia en mayúscula, (GUIPUZCOA). En el caso presente el 33 es el capítulo o parágrafo…, siendo 247 la página del citado libro.  Aparece al final tras citar la obra. Así pues, lo usual es no indicarla mediante la abreviatura “p.” que aparece siempre que se cita otra página dentro de la misma cita:    ///  [Ibi. , p. 22]:. Todas las citas se inician con letra mayúscula, aún cuando en el texto original sean minúscula. Para localizar una obra que se presenta abreviada, se hace necesario consultar la BIBLIOGRAFÍA. Las obras presentadas mediante abreviaturas corresponden a libros “leídos” o “escrutados mediante búsqueda informatizada” y de las que se han sacado en unos casos tres instancias, en otras 20 y también se ha llegado a las 80.

 

14. Varia. En ocasiones, y tras la data puede aparecer c, (circa), p (posterior), a (con anterioridad a ). Otras veces, la cita se sitúa a lo largo de un siglo  - sea el siglo XIII -  … en este caso se presenta como [1201-1299…]. La segunda mitad del siglo XIII: [1250-1299…]. Primer tercio: [1201-1233…]. Si es de principios: [1201-10…] y de finales: [1290-1299…]. En otros casos, la fecha se expresa así: [1345-1411...].

 

Al citarse varios textos de una misma página, lo usual es poner (3 espacios de barra )   ///   (3 espacios)   para separar los textos. Y si fuera otra página de la misma obra,    ( 3 espacios)   ///   (3 espacios) [p. 234]. En ocasiones utilizamos [Ibid.] y […].

 

Muchas ediciones, preferentemente de textos medievales, no observan la acentuación, sin embargo, este diccionario la consigna en todos los casos. La acentuación no aparecerá en los textos latinizados como es obvio. Los textos en gallego y catalán se dejan tal y como aparecen en el original.

Al final de la autoridad, puede aparecer: >>> ……..  <<<. En estos casos, se comenta algún aspecto singular del texto o bien se hace algún apunte de la medida.

 

En ocasiones, se han podido borrar los puntos que señalan o aíslan una cifra: .XII. Lo usual ha sido eliminar la mención de los folios u otras informaciones paleográficas secundarias al texto. Si los dos puntos: podían indicar punto seguido en los manuscritos del Catastro de Ensenada, se han reducido a uno.

 

Puede haberse alterado alguna coma o punto del original para favorecer la comprensión. Tal circunstancia se observa especialmente en las respuestas dadas a las preguntas que formula el Catastro de Ensenada.

 

P.D.: En cuanto a la forma de citar este diccionario, DHPMTRADICIONALES, se hace necesario poner la fecha (día, mes, año) dado que se actualiza constantemente.