La magnitud en la unidad de medida tradicional
El DRAE define así la palabra magnitud: “propiedad física que puede ser medida; p. ej., la temperatura, el peso, etc.”. En opinión de M. MOLINER, Diccionario de uso del español, se puede aplicar el concepto de magnitud “al aspecto de las cosas por el cual son más grandes o más pequeñas, en sentido espacial o no espacial”.
Más precisa quizás sea esta definición: “atributo de un fenómeno, cuerpo o sustancia que puede ser distinguido cualitativa y determinado cuantitativamente como la longitud, el peso, la luminosidad, el espacio, el tiempo”. Advertimos que en este diccionario las palabras “magnitud”, “aspecto”, “atributo” son sinónimos y por lo tanto pueden intercambiarse en cualquier contexto. Dichas palabras van acompañadas de un número que nos indica las veces que repite la unidad considerada. La honestidad no es una magnitud medible por no ser cuantificable y toda cuantificación presupone una unidad, como queda dicho.
Pero para medir, es necesario saber contar y disponer de un patrón al que podemos definir como unidad. Consideramos muy didácticas estas líneas de Gabriel de Ciscar, escritas en 1800, para empezar a entender el concepto de “unidad de medida”: “Nadie se puede dar idea exacta de una cantidad sino comparándola con otra cantidad conocida, a que suele darse el nombre de unidad. Medir una extensión es hallar las unidades y partes de unidad de que se compone”. Si digo “tengo un gran pella de trigo”, lo dicho no es una medida; sí lo es: “tengo 100 fanegas de trigo”, ya que me he valido del patrón llamado fanega y como lo he llenado 100 veces, diré que la pella de trigo tiene 100 fanegas, que son 100 unidades de medida. Y la “unidad”, bajo el punto de vista de las matemáticas, es la “cantidad de cualquier magnitud que se emplea repetida para medir esta”. También podemos decir que la unidad es cada cosa completa y diferenciada de otras que se encuentra en un conjunto contable. Cada avión de una flota” – MOLINER, Diccionario de uso del español.- Lo que se mide se tiene que trasladar inexorablemente a número, “tengo 100 fanegas de trigo”, para darnos cuenta del número de unidades de medida que tenemos.
En el campo científico, es común hablar de incertidumbre para referirse al margen de error en las mediciones o en las predicciones hechas. La incertidumbre es innata a la medida y también a la medida científica; puede ser disminuida, pero nunca anulada. Por eso W. Heisenberg dice que “las magnitudes son en gran parte imposibles de medir, puesto que la misma interacción del instrumento de media hace que esta no sea auténtica… Un microscopio que fuese capaz eventualmente de “ver” electrones, no podría decirnos casi nada sobre ello, ya que la luz necesaria para iluminar el objeto contiene fotones de su mismo tamaño, que inevitablemente modificarán su estructura real” - apud “Qué es la medida y la magnitud”, Mnez. Menéndez y Rieiro, 1993, p. 103-.
La ciencia trabaja o trabajaba con siete magnitudes, “Unidades SI Básicas”: 1º longitud (con la unidad básica metro, cuyo símbolo es m), 2º masa (unidad el kilogramo, kg), 3º tiempo (unidad el segundo, s); 4º intensidad de la corriente eléctrica (unidad el amperio, A); 5º temperatura termodinámica (unidad el kelvin, K), 6º cantidad de sustancia (unidad el mol, mol) y 7º intensidad luminosa (unidad la candela, cd). Las siete magnitudes citadas están definidas con el mayor rigor científico posible y por ello el “metro es la longitud del trayecto recorrido por la luz en el vacio durante un espacio de tiempo de 1/299 792 458 de segundo”. Los científicos hablan también de “unidades derivadas” que pueden ser expresadas a partir de unidades básicas mediante símbolos matemáticos de multiplicación y división. De estas siete magnitudes, la metrología tradicional midió, fundamentalmente y a su manera, la longitud, la masa-peso, la capacidad, el tiempo generalmente. .
El verdadero problema de la medida tradicional (en adelante MEDTRA) es que no siempre utiliza magnitudes definidas científicamente y por ello son mutables, cambiantes, variables. Medir la tierra por la sembradura es variable, o muy variable ya que depende del puño del sembrador, de la calidad de la tierra, de la orografía, de edafología, de la temperatura, de la simiente, etc. La MEDTRA puede calificarse de funcional, no de científica y por lo tanto su medición contiene errores. “Las unidades como la jornada y la fanega, que se obtienen de forma indirecta mediante la relación establecida entre lo que pretendemos medir y la magnitud que medimos, se denominan funcionales. En el primer caso, la productividad de la tierra se asocia al tiempo que se tarda en trabajarla; en el segundo, al grano empleado en su siembra”.- apud J. A. De Lorenzo Pardo, “La revolución del Metro”, p. 20, Celeste ediciones 1999. -
Se puede afirmar que medir es una forma de dominar la realidad. Un libro puede ser “medido” por su masa-peso o por su precio. Pero el “atributo”, “aspecto” o “magnitud” que más se considera es quizá el tiempo que lleva el leerlo. Si en una biblioteca han de colocarse atlas, se tomará en consideración la altura que hay entre balda y balda del armario. Pero si por el peso del equipaje en el avión se paga un elevadísimo precio, habrá gente que se plantee el echar en la maleta aquella edición de un peso mucho menor. En resumen, se ha “medido” o “valorado” el libro por su número de páginas, por su tamaño y también por su peso. Son tres las magnitudes, los aspectos o los atributos que hemos considerado a la hora de “enfrentarnos” al libro. Así pues, de un libro destacamos aquellos “valores” que en un momento dado nos conviene más y dichos “valores” los utilizamos para “medir” el libro. En ocasiones, medimos las cosas de manera funcional. Estos “valores” los hacemos equivalentes a los atributos, los aspectos o las magnitudes que obtenemos de las cosas, de la realidad siempre que sea cuantificada y toda cuantificación presupone una unidad, como queda dicho. Advertimos que las magnitudes de las que nos valemos unas son científicas y otras son funcionales.